Aquí no hay grandes lujos, pero sí calor de hogar, bosques infinitos y una forma de vida que apuesta por la calma, el respeto y lo sencillo.
Este lugar no es solo un negocio, es mi casa y mi forma de compartir con otros lo que a mí me hace bien: el silencio del bosque, una buena chimenea en invierno, una terraza bajo las hayas en verano, y el gusto de tomarte un café sin prisas mientras suena el viento entre las ramas.
Me encargo personalmente de que todo esté cuidado, de darte la bienvenida, de recomendarte rutas, juegos o rincones secretos que no salen en los mapas. Si vienes, no serás un número más. Serás alguien que ha elegido parar, respirar, y reconectar. Y eso, para mí, vale mucho.
Gracias por querer conocerme. Te espero entre árboles.
Este rincón en MATA DE HAYA, al pie del RINCÓN DE BELAGUA, no es solo un lugar: es un modo de vida. Un lugar que me conquistó para siempre y que decidí cuidar, compartir y mantener vivo a mi manera.
Aquí no hay grandes títulos ni promesas vacías. Hay experiencia, amor por la tierra y muchas historias vividas entre hayas, nieve, senderos y fogones. A lo largo de los años he aprendido lo que no se enseña: a recibir con respeto, a recomendar una ruta que cambie un día, a servir algo caliente justo cuando el cuerpo lo pide.
Me apasiona la naturaleza, y me apasiona ver cómo emociona a quien se para a mirarla. Me gusta que la gente descubra que aquí no hay cobertura, pero sí conexión. Que no hay prisa, pero sí movimiento. Que el calor no solo está en la chimenea, sino en cómo te atienden.
No soy guía, pero puedo orientarte. No soy hostelera, pero puedo acogerte. Si llegas hasta aquí, seguramente sea porque también andas buscando algo más que un sitio para comer.
Te espero entre hayas, con una sonrisa, un bizcocho recién hecho y el mapa de todo lo que no sale en los mapas.
